viernes 29, marzo 2024

Comunicamos sustentabilidad

Puertas abiertas en la planta deshidratadora de vegetales más grande de Argentina

Knorr muestra su proceso de producción en Mendoza y nos cuenta todo sobre el origen de sus vegetales.

Invitados por  Knorr, recorrimos la planta que la compañía tiene en Mendoza, en la localidad de Guaymallén;  la única deshidratadora de Unilever en el mundo y la más grande de Argentina. Allí se lleva a cabo el proceso que busca garantizar que la calidad de los vegetales permanezca intacta hasta llegar a las mesas de los argentinos.

El proceso de deshidratación se inicia con el ingreso de las verduras y hortalizas directamente de los productores que abastecen a a la planta de 15000 toneladas de vegetales crudos al año, que se traducen en 3.200 toneladas de vegetales deshidratados entre escamas, granulado y polvo. Se trabaja con zanahoria, zapallo, espinaca, albahaca, repollo, puerro, tomate, ajo, papas, pimiento rojo, cebolla y batatas, con los que se elaboran los productos de la marca.

La planta cuenta con siete hornos semi continuos y trabajan con 10 bandejas, donde circula aire caliente por su interior, provocando evaporación y reducción del líquido. Con estándares de excelencia en calidad, el circuito de deshidratación permite conservar los nutrientes de los vegetales y preservar su sabor, no requiere adicionar conservantes, extiende la vida útil sin necesidad de refrigerar, respeta el ciclo natural de los vegetales propios de cada temporada con abastecimiento todo el año, permite la rehidratación del vegetal a la minuta y en poco tiempo, reduce el espacio de almacenamiento, facilita el transporte y reduce mermas y desperdicios.

Durante nuestra visita pudimos observar el proceso del deshidratación del Zapallo Aconcagua, que comienza con el cepillado, limpieza y pelado, luego se corta en cuadraditos y se lleva a los hornos unas 4 horas para la primera etapa de secado. La planta trabaja exclusivamente para abastecer a la marca Knorr que tiene como condición que los vegetales tengan no más de un 5% de humedad, esa es la variable de la última etapa del proceso que se realiza para el zapallo, que puede llevar entre 2 y 5 horas más. Luego se envasan en bolsas que permiten su acopio para abastecer todo el año de las diferentes variedades.

La planta Deshidratadora está conectada con 10 fincas en Mendoza, San Juan y Córdoba, y trabaja en conjunto con ellas para cultivar y cosechar todos estos vegetales de manera sustentable. Tiene una dotación de 95 colaboradores y da empleo de manera directa e indirecta a 400 familias.

Durante la visita Ramiro Cabrera, jefe de planta, nos comentó que toda el agua que se extrae de los vegetales pasa por canaletas directamente hacia la planta de tratamiento de efluentes. Se trata de barros compuestos por agua y restos de materia orgánica. Mediante el tratamiento de los efluentes se utiliza el barro para compostaje y el agua para riego.

Knorr trabaja junto al INTA para lograr desarrollos tecnológicos de cultivos que cuidan el ambiente y a la comunidad y por eso sus vegetales provienen de fincas que trabajan con principios de agricultura regenerativa.

“Nuestra marca está presente en el 80% de los hogares de la Argentina, esto es un gran privilegio pero también una gran responsabilidad. Queremos inspirar a más personas a comer mejor, a incorporar más variedad y cantidad de vegetales, promoviendo una alimentación más consciente y saludable. Los vegetales están en el corazón de todo lo que hacemos”, señaló Ana Hernández Hermida, Brand Manager de Knorr Argentina, y agregó “trabajamos bajo dos pilares fundamentales: cómo sumar más variedad de vegetales a las comidas y, por otro lado, cómo cuidamos esos ingredientes desde el origen hasta la mesa. En Mendoza es donde empieza todo: los vegetales son cultivados y cosechados por agricultores locales y pasan por la planta donde son cuidadosamente deshidratados. Nuestros vegetales deshidratados no tienen aditivos, sal ni conservantes. Lo que llega a la mesa de cada argentino es el mismo vegetal que está en la planta”.

El trabajo de la planta de Mendoza se inicia con los productores, con los que Unilever trabaja a la par para obtener los mejores ingredientes, cultivados con fuerte conciencia y responsabilidad desde el origen. Por esto, la agricultura sustentable está evolucionando a la agricultura regenerativa, basada en principios y prácticas agrícolas que generan impactos positivos en la salud del suelo, la biodiversidad, la calidad del agua, la resiliencia climática y la rentabilidad agrícola. Para ello, la compañía trabaja en alianza junto al INTA -Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria- a través del cual se brindan herramientas, ciencia y tecnología para cultivar alimentos en armonía con la naturaleza.

“Hace más de 30 años que trabajamos en alianza con Unilever. Las variedades que se usan en la planta de deshidratado no son las mismas que se ven en las verdulerías, son variedades de hortalizas desarrolladas para el deshidratado -Zapallo Aconcagua, Zanahoria Nara, Cebolla Alfredo- producto de mucho trabajo. Con orgullo podemos afirmar que en muchos caldos y sopas que se consumen en la Argentina y en otros lugares del mundo está presente la genética nacional. Además estamos colaborando en la transición hacia la agricultura regenerativa, una manera de producir respetando las maneras que tiene la naturaleza de regenerarse así misma. Respetar las condiciones ambientales en las que se produce, preservar la fertilidad del suelo, la biodiversidad del suelo, conservar el agua, principal problema de nuestra región”, afirmó Claudio Galmarini, especialista en mejoramiento genético de hortalizas del INTA.

Los Principios de Agricultura Regenerativa de Unilever buscan proteger y mejorar las comunidades locales y su bienestar, además de producir cultivos con suficiente rendimiento y calidad nutricional para satisfacer las necesidades existentes y futuras, optimizando el uso de recursos renovables y minimizando el uso de recursos no renovables.

Desde la compañía, también se promueve una política de residuos y uso de energía sustentable donde gran parte de los productos son despachados sin pasar por el centro de distribución. De esta forma, en el proceso se reduce el uso de 19 camiones mensuales, generando un ahorro en emisiones equivalente a 15 toneladas de CO2.

“Junto al INTA, capacitamos a los agricultores que cultivan nuestras hortalizas y que son procesadas en la planta para producir nuestras sopas, caldos, deshidratados y condimentos. Implementamos diferentes prácticas desde el campo hasta la góndola: el riego por goteo, que nos permite ahorrar +30% de agua en la producción, la aplicación de mulching para proteger el suelo de la erosión y la eficientización de rutas de distribución que permite ahorrar 15 toneladas de CO2 por mes solo en este aspecto”, agrega María Bulla, Gerente de Responsabilidad Corporativa e Impacto Social Unilever Argentina.

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