miércoles 29, octubre 2025

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La importancia de realizarse pruebas de hepatitis A, B y C al menos una vez en la vida

Algunas personas con hepatitis no presentan síntomas y no saben que están infectadas; es clave realizar análisis de sangre para el diagnóstico y tratamiento precoz.

En el marco  Día Mundial contra la Hepatitis, que se conmemora cada 28 de julio, el Hospital Británico se suma a la Organización Mundial de la Salud y recuerda que todas las personas deben realizarse, al menos una vez en la vida, pruebas para las hepatitis virales con el objetivo de detectarlas en estadios precoces y evitar así la progresión a formas avanzadas.

La palabra «hepatitis» significa inflamación del hígado. La inflamación es desencadenada por el ingreso de un virus que se aloja en las células del hígado y produce la muerte de muchas de ellas. El daño del hígado en las hepatitis puede deberse al virus, o más frecuentemente a la respuesta del huésped que genera una reacción inflamatoria para tratar de eliminarlo.

«Se estima que alrededor de 500.000 personas en Argentina viven con hepatitis B o C, pero sólo un 30% está diagnosticada. Esto genera dos problemas graves: el primero es el riesgo de contagiar a otras personas y el segundo es la posibilidad de que estas hepatitis produzcan daño crónico del hígado que puede llevar a la muerte o a la necesidad de un trasplante hepático»

Explica el Dr. Federico Villamil, Jefe del Centro de Hepatología y del Servicio de Trasplante Hepático del Hospital Británico.

Los virus responsables de las hepatitis virales se rotulan con las letras del abecedario, de la «A» a la «E». Existen muchos otros virus como el de la mononucleosis, de la gripe, del dengue o el COVID que afectan primariamente otros órganos, pero pueden alterar los análisis que se usan para evaluar el hígado (hepatograma). Esta virosis «sistémicas» no se clasifican como verdaderas hepatitis virales, ya que, a diferencia de las hepatitis A-E, afectan otros órganos y generan un compromiso leve y transitorio del hígado.

Respecto a los síntomas, la mayoría de las hepatitis agudas (ingreso del virus al organismo sin enfermedad hepática previa) se resuelven en pocas semanas y sin tratamiento específico. Algunos pacientes con hepatitis aguda «se ponen amarillos«, lo que llamamos ictericia, notan un color oscuro de la orina (coluria) y un aclaramiento del color de la materia fecal (acolia). Estos son los síntomas más característicos de las afecciones hepáticas.

Cuando el sistema inmune no puede eliminar al virus, persiste la inflamación y el daño continuo del hígado lo que llamamos hepatitis crónica. «El estadio más avanzado de las hepatitis crónicas es la cirrosis hepática (gran número de cicatrices), enfermedad que predispone también al desarrollo de un cáncer de hígado. Estas complicaciones pueden llevar a la muerte o requerir un trasplante».

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